Tras
el éxito internacional de la película española de 1961, “Viridiana”, Gustavo
Alatriste decidió tomarle la mano a su grandioso director para ser el productor
de su nuevo filme. Luis Buñuel, junto a Luis Alcoriza, dio luz a un maravilloso
guión que no pasaría desapercibido a los ojos de Alatriste.
Con un estilo propio bastante
particular el cual no carecía de autenticidad, Buñuel se dio a conocer en 1928
con “El perro andaluz”, un mediometraje realizado junto a su compañero y amigo
Salvador Dalí y financiado por su propia madre. Años más tarde, cuando su fama
ya estaba mejor consumada, nos encontramos con “El ángel exterminador”, siendo
ésta una película mexicana de gran potencial internacional.
Lo que interesaba a Buñuel en un
principio era rodar una película de catástrofe, ambientada en no más que una
cena burgués, con el comportamiento fino y aristocrático de los pertenecientes
a ese círculo social derrumbado hasta los más humillantes límites de la degradación.
Pero a medida que fue construyendo el guión, otro elemento imprescindible entró
en juego y dio vida a toda la esencia de la película.
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Luis Buñuel, cineasta español |
Su largometraje es sencillo: un grupo
de burgueses es invitado a una cena en la Mansión de los Nóbile luego de haber
asistido a la ópera. Conversan, debaten, intercambian opiniones, degustan de
sus platos, intercambian risas hipócritamente, y quedan satisfechos luego de
haber pasado una excelente noche entre “amigos”. Pero, cuando llega la hora de
marcharse, no pueden hacerlo. No logran salir de la mansión por alguna razón
desconocida, aunque aparentemente nada se los impida. Ninguno, ni con el mayor
esfuerzo, logra dar un paso más allá de la puerta, y se ven todos inmersos bajo
lo que parece ser un encanto inexplicable. Se ven obligados a permanecer juntos
por horas y hasta quizá días, dejando así, sin otra escapatoria, caer la
máscara que oculta sus verdaderos rostros. Se va derritiendo el barniz social
tras el que se escondían, y se va develando quiénes son realmente cada uno a la
hora de tener que convivir con los demás bajo ese hechizo desconocido.
En la película vemos actitudes a las
que sólo podríamos llegar en casos extremos: ingerir papel por ansiedad más que
para alimentarse, tocar deliberadamente a la mujer de un compañero, discutir de
manera desenfrenada con quien horas antes habías estado compartiendo una copa
de vino… y vemos a los protagonistas de esta historia coral en la facha que
nunca hubieran querido ser vistos: se cae la mentira, ya no son quienes
aparentan ser, y dejan a un lado lo civilizado o aristocrático de esa clase
social en la que presuntamente las normas de cortesía son más cultivadas, para
volverse egoístas y displicentes bajo la maldición en la que están atrapados y
la cual nunca se explica en todo el filme, pues, Buñuel deja ese hecho para la
imaginación del espectador.
Ese mismo año, el escritor argentino
Julio Cortázar le envía una carta a su colega cineasta Manuel Antín, hablándole
de la película:
“Hace dos horas vi El ángel exterminador, y estoy de vuelta a casa, y todo,
absolutamente todo me da vueltas, y te estoy escribiendo con una especie de
pulpo que va y viene y me arranca las palabras con las patas y las escribe por
su cuenta, y todo es increíblemente hermoso y atroz y entre rojo y mujer y una
especie de total locura. Manuel, exactamente como lo quiere Luis Buñuel, ese
enorme hijo de puta al que estoy apretando en este momento contra mí.
Sabés, una vez más he sentido lo que
has de sentir vos cuando estás metido en lo más adentro del cine, de tu cine o
del cine que admirás. Pero me ocurre tan pocas veces, es tan raro que el cine
valga para mí como una experiencia profunda, como eso que te da la poesía o el
amor y a veces alguna novela y algún cuadro, que era necesario que te lo dijera
esta noche misma aunque no recibas nunca esta carta.”
E incluso, en una escena de la
impecable y siempre recomendada película del director americano Woody Allen, “Midnight
in Paris” (Medianoche en París), se hace referencia a este extraordinario filme
del director español cuando el protagonista se encuentra con él y le da la idea
para rodar una película en la que los abales de la sociedad se vean desplomados
por algo inexplicable.
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Adrien de Van interpretando a Luis Buñuel en "Midnight in Paris" de Woody Allen, junto a Owen Wilson y a la francesa Marion Cotillard |
Sin dudas, El ángel exterminador es una
película que volvería a ver en cada ocasión que pudiera. Quien la vea quedará
enmarcado, al igual que yo, por el estilo de Buñuel. No pierde el tiempo quien
se atreva a buscarla, y pasará un par de horas formidables siendo testigo de
una verdadera obra de arte audiovisual.
Imágenes de la película:
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