sábado, 6 de junio de 2015

Cine surrealista: El ángel exterminador


Tras el éxito internacional de la película española de 1961, “Viridiana”, Gustavo Alatriste decidió tomarle la mano a su grandioso director para ser el productor de su nuevo filme. Luis Buñuel, junto a Luis Alcoriza, dio luz a un maravilloso guión que no pasaría desapercibido a los ojos de Alatriste.
         Con un estilo propio bastante particular el cual no carecía de autenticidad, Buñuel se dio a conocer en 1928 con “El perro andaluz”, un mediometraje realizado junto a su compañero y amigo Salvador Dalí y financiado por su propia madre. Años más tarde, cuando su fama ya estaba mejor consumada, nos encontramos con “El ángel exterminador”, siendo ésta una película mexicana de gran potencial internacional.
         Lo que interesaba a Buñuel en un principio era rodar una película de catástrofe, ambientada en no más que una cena burgués, con el comportamiento fino y aristocrático de los pertenecientes a ese círculo social derrumbado hasta los más humillantes límites de la degradación. Pero a medida que fue construyendo el guión, otro elemento imprescindible entró en juego y dio vida a toda la esencia de la película.

Luis Buñuel, cineasta español

         Su largometraje es sencillo: un grupo de burgueses es invitado a una cena en la Mansión de los Nóbile luego de haber asistido a la ópera. Conversan, debaten, intercambian opiniones, degustan de sus platos, intercambian risas hipócritamente, y quedan satisfechos luego de haber pasado una excelente noche entre “amigos”. Pero, cuando llega la hora de marcharse, no pueden hacerlo. No logran salir de la mansión por alguna razón desconocida, aunque aparentemente nada se los impida. Ninguno, ni con el mayor esfuerzo, logra dar un paso más allá de la puerta, y se ven todos inmersos bajo lo que parece ser un encanto inexplicable. Se ven obligados a permanecer juntos por horas y hasta quizá días, dejando así, sin otra escapatoria, caer la máscara que oculta sus verdaderos rostros. Se va derritiendo el barniz social tras el que se escondían, y se va develando quiénes son realmente cada uno a la hora de tener que convivir con los demás bajo ese hechizo desconocido.
En la película vemos actitudes a las que sólo podríamos llegar en casos extremos: ingerir papel por ansiedad más que para alimentarse, tocar deliberadamente a la mujer de un compañero, discutir de manera desenfrenada con quien horas antes habías estado compartiendo una copa de vino… y vemos a los protagonistas de esta historia coral en la facha que nunca hubieran querido ser vistos: se cae la mentira, ya no son quienes aparentan ser, y dejan a un lado lo civilizado o aristocrático de esa clase social en la que presuntamente las normas de cortesía son más cultivadas, para volverse egoístas y displicentes bajo la maldición en la que están atrapados y la cual nunca se explica en todo el filme, pues, Buñuel deja ese hecho para la imaginación del espectador.
Ese mismo año, el escritor argentino Julio Cortázar le envía una carta a su colega cineasta Manuel Antín, hablándole de la película:

“Hace dos horas vi El ángel exterminador, y estoy de vuelta a casa, y todo, absolutamente todo me da vueltas, y te estoy escribiendo con una especie de pulpo que va y viene y me arranca las palabras con las patas y las escribe por su cuenta, y todo es increíblemente hermoso y atroz y entre rojo y mujer y una especie de total locura. Manuel, exactamente como lo quiere Luis Buñuel, ese enorme hijo de puta al que estoy apretando en este momento contra mí.
Sabés, una vez más he sentido lo que has de sentir vos cuando estás metido en lo más adentro del cine, de tu cine o del cine que admirás. Pero me ocurre tan pocas veces, es tan raro que el cine valga para mí como una experiencia profunda, como eso que te da la poesía o el amor y a veces alguna novela y algún cuadro, que era necesario que te lo dijera esta noche misma aunque no recibas nunca esta carta.”


 
Carlos Fuentes, Luis Buñuel, Julio Cortázar, México 1975.




E incluso, en una escena de la impecable y siempre recomendada película del director americano Woody Allen, “Midnight in Paris” (Medianoche en París), se hace referencia a este extraordinario filme del director español cuando el protagonista se encuentra con él y le da la idea para rodar una película en la que los abales de la sociedad se vean desplomados por algo inexplicable.
 
Adrien de Van interpretando a Luis Buñuel en "Midnight in Paris" de Woody Allen, junto a Owen Wilson y a la francesa Marion Cotillard



Sin dudas, El ángel exterminador es una película que volvería a ver en cada ocasión que pudiera. Quien la vea quedará enmarcado, al igual que yo, por el estilo de Buñuel. No pierde el tiempo quien se atreva a buscarla, y pasará un par de horas formidables siendo testigo de una verdadera obra de arte audiovisual.

Imágenes de la película:







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